viernes, 23 de mayo de 2014

[One Shot] COMA {YongGuk}

Título: COMA
Autora: Lorena (@lorena_kpop)
Pareja: Yongguk centric
Rating: G
Resumen: Yongguk está en coma tras un accidente de tráfico y recuerda toda la historia que tuvo con Sowon.
Notas: fic ganador del primer concurso de Lo Que Realmente Pasó en Singapur


COMA


Estoy tumbado en el césped del parque que hay cerca de tu casa. Tú estás a mi lado, recostada sobre mi hombro. Me miras a los ojos y me dices lo mucho que me quieres y yo, con una sonrisa, te respondo que te amo.
Siento una gran sensación de felicidad y tranquilidad invadir mi cuerpo. Te abrazo fuertemente no queriendo soltarte nunca y deseando que se detuviese el tiempo.

De pronto, la oscuridad se cierne sobre nosotros. Toda la felicidad que sentía se ha trasformado en desesperación y dolor. El calor, en frío y la tranquilidad en miedo...
Poco a poco me doy cuenta de que no era más que un sueño, un recuerdo entre tantos otros.

Despierto lentamente, aunque sin hacerlo por completo. Vuelvo a oír los pitidos de las máquinas que me rodean, siento el frío entrar por la ventana que alguna enfermera descuidada ha olvidado cerrar por la noche y un dolor intenso recorrerme todo el cuerdo por culpa de las muchas lesiones que me produjo el accidente.
Quiero gritar, quejarme. Chillarle a alguien para que cierre esa maldita ventana. Sin embargo, estoy inmóvil, paralizado, encerrado en mi propio cuerpo.

Hace ya un mes del accidente... Y por lo tanto, un mes desde que entré en coma.

Aún lo recuerdo todo perfectamente... Aquel día te volví a llamar, con la esperanza que me respondieras. Pero, al igual que los otros cientos de veces, fue tu buzón de voz el que, con esa voz fría y sin vida, me decía que ya no volverías.

Cansado de estar tanto tiempo lejos de ti decidí ir a tu casa para poder hablar contigo y explicártelo todo personalmente, sin malentendidos.
Llamé y llamé, pero nadie contestaba. Parecía que no había nadie en casa, pero yo sabía que debías estar allí. ¿Dónde ibas a estar sino?
Entonces caí. Estabas evitándome. ¿Tanto daño te había hecho para que no quisieras verme?

Recorrí toda la cuidad de punta a punta. Yendo a todos esos lugares que una vez fueron especiales para nosotros.
Llamé a tus amigos, pero todos me decían que te habías ido, que te olvidase porque nunca regresarías.
No quería escucharles, no podía ser verdad. Tú nunca me dejarías, nos amábamos y eso jamás cambiaría.

Volví a casa con los ojos llenos de lágrimas y desquité toda mi rabia y desesperación con todo lo que se cruzaba en mi camino. Muebles volcados, cristales rotos... Todo yacía en el suelo desordenado, mostrando como me encontraba en mi interior.

Auto compadeciéndome a mí mismo, me dirigí a mi habitación, aquella que alguna vez compartimos. Encontré todas las fotos que nos hicimos cuando aún éramos felices. Te veías preciosa con aquel vestido azul que te regalé por tu cumpleaños, pero lo que más me gustaba era tu sonrisa. Tan alegre y llena de vida, como si nada en el mundo pudiese afectarte.

Si no me hubiese metido donde no me llamaban... Si me hubiese conformado con lo que ya teníamos... Pero la codicia no dejaba de llamar a la puerta y yo, mintiéndome a mí mismo, me repetía una y otra vez que lo hacía por nosotros. Que lo hacía para poder darte todo lo que siempre habías deseado y callar a todos aquellos que decían que no te merecía. Que yo jamás sería el hombre que te haría feliz.

Cuántas más fotos veía, mayor era el dolor que oprimía mi corazón. ¿Realmente se había acabado todo lo que había entre nosotros? ¿Era verdad que ya no me querías?

Destrozado, salí de aquel apartamento, que se había convertido en un infierno para mí y me dirigí a “la cueva”. Ese garaje que compartía con el resto de los chicos y que tú tanto odiabas.
Cuando entré en el mundo de las drogas aquel se convirtió en nuestro centro de operaciones, así que pasaba allí la mayor parte de mi tiempo. Terminé relegándote a un segundo plano, cuando en realidad eras el centro de mi universo.

Sabía que era peligroso. Sabía que en cualquier momento esto podría estallarme en las manos y terminar en la cárcel... O muerto. Pero me daba igual.
El dinero, las fiestas y esa sensación de poder, de ser el que manda y controla todo, era una sensación tan adictiva que igualaba al efecto que producen las drogas más fuertes.

Sin darme cuenta también te puse a ti en peligro. Cuándo tus amigas me dijeron que estabas asustada, que alguien te seguía cuando salías de la universidad y que habías recibido amenazas, mi cuerpo se congeló.
No podía permitirlo, no iba a consentir que nadie te pusiese una mano encima. Porque antes de que eso ocurriese, ya estarían a dos metros bajo tierra.

Comencé a buscar por toda la cuidad a aquel mal nacido que se había atrevido a acercarse a ti.
Intimidaba, amenazaba y hasta casi mataba a golpes para conseguir información sobre quién estaba detrás de aquello.
Alguien estaba intentando asustarme usándote a ti como herramienta y eso era imperdonable.
Con cada amenaza y cada paliza, estaba a un paso más cerca de descubrir a ese mal nacido, pero al mismo tiempo ganaba más y más enemigos.

Al final descubrí de quién se trataba.

Por culpa de mi soberbia terminé metiéndome en una guerra con una de las mafias más peligrosas que rondaban por la cuidad. Y lo peor de todo, es que te metí a ti conmigo.

Quería protegerte, pero era demasiado joven y carecía de la influencia necesaria para conseguirlo. Intenté negociar con el jefazo de aquella mafia, pero lo único que conseguí fue convertirme en uno de los lacayos de ese viejo. No sin antes recibir una buena paliza por parte de sus guardaespaldas, que me dejó medio muerto en un callejón sucio y asqueroso de los suburbios de la cuidad.

Aún recuerdo tu cara de pánico cuando los chicos me llevaron a casa y me viste todo cubierto de heridas y sangre.

-Pero... ¿Qué...? ¿Qué ha pasado?
-Nada. - dije como pude pues me dolía la boca a rabiar cada vez que intentaba articular cualquier palabra.
-¡No me digas que no ha pasado nada! ¡Por dios, mírate! Dime que es lo que ha pasado Yongguk.
-¡He dicho que no ha pasado nada! - grité frustrado. Aumentando el dolor en mi mandíbula y ese odioso sabor a sangre que me recorría toda la boca.

Aquella escena se había convertido en rutina. Tú y yo peleando constantemente y siempre por el mismo motivo. Tú querías alejarme de aquel mundo y yo cada vez estaba más dentro de él.

Fue entonces cuando comenzaste a alejarte de mí y a juntarte con ese idiota de pelo engominado y ropa cara.
Sabía que te estaba perdiendo pero me negaba a creerlo. Me seguía repitiendo que eras mía y que no había nada ni nadie que pudiese alejarte de mí. Después de todo por lo que habíamos pasado, era imposible que un pardillo como ese pudiese meterse entre nosotros.
Poco después me daría cuenta de que me equivocaba...

De pronto oigo el sonido de la puerta abrirse. Siento como mi corazón se acelera y al mismo tiempo como los pitidos de la máquina que me mantiene con vida aumentan, pensando que quizá seas tú. Pero como siempre, no es así.

-Buenos días chaval. ¿Cómo estás? - pregunta Himchan. Uno de mis mejores amigos y compañeros en este asqueroso mundo.- Los chicos te mandan saludos. Están un poco ocupados ahora mismo. Ha llegado un nuevo cargamento a la cuidad y el viejo los ha mandado a ellos a hacer el trabajo sucio. Como siempre.

Desde que ingresé al hospital él y el resto de los chicos son las únicas visitas que recibo. Y no es de extrañar...
Desde que me convertí en la clase de persona que soy ahora, todos los que conocía me dejaron de lado.
Mi familia, mis antiguos amigos... Todos, menos tú. Por eso pensé y aún tengo la esperanza de que vuelvas a mi lado. De que vengas a verme antes de que... De que... Lo inevitable termine pasando.

-Supongo que aún sigues esperando que ella venga a verte. Se lo mucho que la amas y por eso estoy intentando contactar con ella. - confesó mi amigo. - Pero como ya sabes, su familia y sus amigos se han convertido en algo así como sus guardaespaldas. - rio amargamente.
-“Gracias amigo.”- le contesté en mi interior, ya que no podía pronunciar ninguna palabra.
-Además tiene a ese idiota a su alrededor todo el tiempo. No sé cómo le soporta.
-“Lo sé. Yo tampoco lo entiendo.”

Sabía a quién se refería. El idiota de pelo engominado había estado intentando alejarla de mí y, por lo visto, lo estaba consiguiendo.
Ya lo había intentado antes, pero pensé que después de amenazarle como lo hice, se pensaría mejor las cosas y se iría.
Sin embargo, conseguí todo lo contrario.

Fui con Himchan, Jongup y Daehyun a buscar a ese idiota a la zona rica de la cuidad. Sabía, por cómo se vestía, que pertenecía a ese ámbito. Así que solo tendría que mirar en alguno de los clubs de la zona para encontrarlo.

La verdad es que fue más fácil de lo que me esperaba. Justo estaba saliendo del club, cargando su equipo de golf, cuando le arrinconamos.

-¿Qué... Qué queréis? - dijo asustado. Obviamente, verse rodeado por unos tipos que le doblaban en fuerza asusta bastante.
-Quiero que me oigas atentamente porque no me gusta repetir las cosas dos veces. - le dije muy cerca de su cara y con la voz profunda.
Asintió.
-Quiero que te alejes de mi novia y la dejes tranquila. Me oyes.
-¿Tu... Tu novia?
-Sí, mi novia.
-No sé quién es tu novia. De hecho no se quién eres.
-Soy Yongguk y mi novia es Sowon y quiero que te alejes de ella. ¿Entiendes?
-So… Sowon.
-Exacto.
-Lo... Lo siento, pero no puedo hacer eso.
-¿Cómo que no puedes? - dije enfadado apretando aún más fuerte mi agarre en su cuello.
-So… Sowon es mi amiga. -Dijo entre cortadamente a causa de la falta de aire.- No... No voy a dejarla.
-Mira chaval, Sowon es mi novia. Y, a no ser que quieras pasar el resto de tus días en una silla de ruedas, será mejor que te alejes de ella. O mejor, que te vayas a vivir a otra cuidad.- Entonces le solté y los chicos y yo nos largamos de allí antes de que hiciese realidad mi amenaza antes de tiempo.

-Tío, no quiero dejarte solo, pero tengo que irme o me buscaré problemas con el viejo. Volveré mañana, y quizá alguno de los chicos pueda venir también. - Se despidió mi amigo. No pasa mucho tiempo hasta que oigo como la puerta se cierra dejándome de nuevo solo en la oscuridad.

Vuelvo a caer en un profundo sueño que me lleva otra vez a recordar todos aquellos momentos que pasamos juntos.
La primera cita, el primer beso, la primera vez... Vuelvo a vivir todos aquellos recuerdos como si fuesen reales. Sintiéndolos tan profundamente como cuando ocurrieron. Y todos terminan de la misma forma. Despertándome a medias en este solitario hospital, dándome cuenta de que lo he perdido todo por mi estupidez, queriendo salir corriendo por esa puerta e ir a buscarla para pedirle disculpas por todo el daño que le hice y, sin embargo, estoy aquí postrado en esta cama.
Es como una pesadilla de la que no puedes despertar. En la que quieres correr, gritar, huir lo más lejos posible, pero tus piernas no se mueven y no te sale la voz.

Cada día que pasa es una tortura para mí. Hay veces que desearía morirme y terminar con este sufrimiento, pero luego te recuerdo a ti sonriéndome y diciéndome que me amas y me da fuerzas para seguir un día más.

Vuelvo a despertarme y siento como hay alguien sentado a mi lado en la cama. Al principio pienso que es Himchan o alguno de los chicos que ha venido a verme. Pero reconozco inmediatamente tu perfume.

- “Has venido, por fin has venido a verme. Estás aquí. Conmigo.” - Quiero sonreír, quiero levantarme y abrazarte con todas mis fuerzas. Pero es imposible...

Oigo como sollozas y puedo imaginarme tu rostro lleno de lágrimas gracias, o más bien, por culpa de todas esas veces que te hice llorar.
Ahora me doy cuenta de que soy el único motivo por el que lloras. Que siempre he sido el culpable de todos tus malos momentos y todos tus problemas.
Es ahora cuando me doy cuenta de que eran ciertas todas esas cosas que la gente decía de mí.
Deberías haberles escuchado... Deberías haberte alejado de mí, pero estábamos tan enamorados que no escuchábamos lo que el mundo nos decía. Nos rebelamos contra todo y contra todos, siguiendo nuestras propias reglas y ahora estamos así. Yo postrado en esta cama y tú llorando por mí, sintiéndote culpable por algo que yo mismo me busqué.

Siento como tus manos, frías y temblorosas, cogen la mía y la estrechan con cariño queriendo decir que estás aquí e intentando reconfortarme.

-Lo siento... - dices en apenas un susurro. - Todo esto es culpa mía.
- “¡No! ¡Yo soy el único culpable aquí!” - intento decir pero solo queda en un susurro interno en mi mente.
- Tendría que haberme quedado contigo... No tenía que haberme ido... - sigues lamentándote entre lágrimas.
- “Deja de decir tonterías Sowon. Lo único malo que hiciste fue no haberte marchado antes. La culpa la tengo yo que no supe valorar lo que tenía y fui lo suficientemente egoísta como para mantenerte conmigo aun sabiendo que estabas sufriendo.”
- Si no me hubiese marchado no te habrías venido a buscarme y nunca habrías tenido ese accidente...
- “Fui yo el que cegado por la ira bebió hasta casi perder la conciencia. Fui yo el que a pesar de eso cogió el coche y recorrió la cuidad a toda velocidad. Tú no tienes la culpa de nada. Aquí el único responsable soy yo.”

Comenzaron a llegar a mi mente todas las imágenes de aquella fatídica noche. Por primera vez desde que estaba aquí recordaba lo que pasó.

Después de estar horas y horas bebiendo con los chicos en aquel garaje que aún usábamos como escondite, decidimos ir a uno de los bares que solíamos frecuentar a por alguna sustancia más fuerte que consiguiese embotar mis sentidos y alejar esa presión que me oprimía el pecho.

Al principio conseguí lo que quería, pero con el paso de las horas esa amarga sensación volvía a inundarme por dentro.
Frustrado y cabreado conmigo mismo y con el mundo, cogí las llaves del coche de Youngjae y me fui de allí.
Aceleraba y aceleraba, aumentando el nivel de adrenalina en mi sangre, en un intento desesperado por huir de mí mismo.
Solo podía ver ráfagas de luces pasando por los lados. No podía distinguir los edificios ni veía los límites de la carretera. Así pues, en una de las curvas perdí el control del coche y terminé volcado en el arcén.
Todo mi cuerpo me dolía como nunca. Sabía que tenía varios huesos rotos y sentía la sangre caliente recorrer todo mi cuerpo.
El cinturón de seguridad oprimía mis pulmones que, como sabría posteriormente gracias a la explicación que le dieron los doctores a mis amigos, se estaban llenando sangre y me dificultaba la respiración.

No sabía dónde estaba ni si saldría con vida de allí. No veía a nadie a mi alrededor. Solo estaba la oscuridad de la noche.
Muchos dicen que cuando estás a punto de morir, toda tu vida pasa por delante de tus ojos, sin embargo, lo único que yo veía en aquellos momentos era a ti. Sonriéndome, diciéndome que me querías y que siempre estaríamos juntos.

Cuando recobré la conciencia estaba aquí. Encerrado en esta oscuridad. Sin poder moverme sin poder hacer nada. Estaba asustado. No entendía que había pasado.
Entonces escuché, al otro lado de la puerta, como alguien hablaba con Himchan y le daba las malas noticias.

-A causa de la colisión su amigo ha entrado en un estado de coma profundo y sumándole la cantidad de lesiones que tiene, me temo que las previsiones de que se recupere son casi nulas.
-Pero... ¿Despertará? - pude distinguir la voz de Zelo. Era el más pequeño de nuestro grupo y siempre intenté cuidar de él.
-Lo dudo mucho. - Respondió el doctor
-Pero hay posibilidades ¿no? Ha habido casos peores y ellos se recuperaron.
-Aún en el caso de que eso ocurriese, las fracturas de su columna le mantendrían postrado en una silla para el resto de su vida. Y aún no sabemos con seguridad si su cerebro no ha quedado afectado. - explicó el doctor. - Lo siento mucho.

Todo a mi alrededor dejó de tener importancia cuando escuché esas palabras. Quería llorar y gritar, pero estaba muerto en vida. Por más que intentase mi cuerpo no reaccionaba.

-Sowon. Tenemos que irnos. - Escuché la voz de aquel idiota. Aquel que se la había llevado lejos de mí.
-¿Ahora? ¿De verdad?
-Sí. No podemos hacer nada por él. No es bueno que te quedes aquí lamentándote. Enfermarás.
-Pero yo...
-Vamos Sowon. Si sigues así enfermarás. Por favor. Volvamos a casa. - le rogaba él.

Entonces lo comprendí.

Ella debía marcharse. Irse de una vez por todas y empezar desde cero. Comenzar una vida nueva en la que yo no estaría. Una en la que sólo sería un vago recuerdo... Un vago y duro recuerdo.

Recordé entonces la canción que iba escuchando en la radio del coche poco antes del accidente.

Después de que te fuiste, perdí el control
Estoy borracho todas las noches
Y tropezando por todos lados, maldiciendo todo
Porque pienso en ti, tu, que eras fría
Tu rostro que aparece en el espejo roto
Parece que nuestro amor se ha roto en muchos pedazos
Yo estoy al final de este acantilado y
Destrozando los recuerdos que tengo contigo, ya no los tengo
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?
Me pierdo en un laberinto y me quedo en ese lugar
¿Qué puedo decir? ¿Qué puedo decir?
Se está volviendo borroso, no puedo ver tu rostro

No me puedo mover en la oscuridad
No puedo sentir nada, las lágrimas caen
Estoy atrapado en los recuerdos de ti
Por favor, no sueltes mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas

¿Por qué me tiraste lejos como basura?
Simplemente porque no puedo hacer nada
Solo porque, porque...
¿Por qué tiré todos los recuerdos que tuve contigo cada día?
Lo siento, no puedo evitarlo, sólo puedo mirarte así
No estás aquí, no estás a mi lado
Mi corazón se detiene, es lo mismo que estar muerto
No puedo respirar el “vivir sin ti” no quiero ni pensar en ello
Créeme, no puedo si no eres tu
Me duele mucho, creo que me voy a volver loco
Tu aroma está profundamente pegado
Creo que mi corazón va a explotar
Incluso cuando lloro y lloro y lanzo una rabieta,
Diciendo que esto no es
Tú, muy cruelmente, no dices nada
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?
Aunque me esfuerzo por despertar estoy en este lugar
¿Qué puedo decir? ¿Qué puedo decir?
Nos amábamos, eras mi todo

No me puedo mover en la oscuridad
No puedo sentir nada, las lágrimas caen
Estoy atrapado en los recuerdos de ti
Por favor, no sueltes mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas

¿Por qué me tiraste lejos como basura?
Simplemente porque no puedo hacer nada
Solo porqué, porqué,
¿Por qué tiré todos los recuerdos que tuve contigo cada día?
Tú, respiras dentro de mí, te estoy buscando, quiero tenerte
Ya que mi corazón se quemó,
No puedo contenerme más, porque podría morir

No me puedo mover en la oscuridad
No puedo sentir nada, las lágrimas caen
Estoy atrapado en los recuerdos de ti
Por favor, no sueltes mi mano, para que yo pueda despertar
Por favor, no te vayas


Podía verme reflejado en las letras de esa canción, como si por una broma del destino se tratase, hubiese sido escrita para nosotros.


Decidí que ya era hora de pasar página para ambos y dejar que las cosas continuasen su curso. Y así, con un largo pitido que marcaba el fin de vi vida, dejé a la persona que más amé en este mundo para que pudiese, finalmente, ser feliz.

2 comentarios:

  1. Totalmente desgarrador, no tengo otras palabras para expresarlo. Tenía la ligera esperanza de que al final todo acabara bien, pero supongo que en una historia de este tipo no se puede pedir un final diferente :(

    Besos~

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    1. Sí, bueno, ella siempre ha sido muy dramática y por eso me decanté por su historia

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